Son unos cuantos días los
que llevamos dándole a los pedales. Ha habido mañanas que hemos hecho rutas
iguales o muy parecidas a las que están explicadas en el blog. Es éste el
motivo por lo que no os las comento.
Uno de mis propósitos
para hacer con los niños, es hacer la ruta Burgos y los tres Modúbar. Primero
quiero ver cómo nos va llegando hasta Modúbar de la Cuesta.
A las 10h. Salimos de la
ya habitual plaza de los Alfareros. Me acompañan para hacer la ruta Andrea,
Dani y Àlex. Tomamos la vía verde Santander-Mediterráneo, para hacer nuestra
primera paradita hasta la estación de Cardeñadijo. El ritmo que ponen los chavales
es vivo, y esto me gusta, cada día tienen más ritmo. Cuando llegamos a
Cardeñadijo, vemos trabajando en la estación a unos obreros. Ya sabéis cómo son
los niños, con curiosidad de saber qué están haciendo. Le pregunto a uno de
ellos si están remodelando la estación. Me contesta que es el propietario y que
la está acondicionando para vivir. Tengo la sensación de que puede quedar muy
bonita.
Una vez resuelta la
curiosidad, reiniciamos el camino para llegar hasta la boca del Túnel de
Modúbar. Este tramo lo hacemos casi en grupo. Como ya os he dicho antes, los
niños van cogiendo ritmo de pedales y cada día que pasa van con más soltura
encima de la btt.
Al llegar al túnel
empezamos el ritual de beber, quitarnos las gafas, encender la luz de la bici
de Dani y comentar que vamos en fila de uno, dejándonos espacio y sin correr
demasiado. Mira que hemos pasado veces por el túnel, pero cada vez que lo hago
alucino. Es chula la sensación de pedalear a oscuras, viendo el final del
túnel, porque nosotros sí que podemos decir que hemos visto el final del túnel,
al menos el túnel de Modúbar. Una vez cruzado, volvemos hacer el ritual a la
inversa. Apagamos luces y nos volvemos a poner las gafas. La intención es no
parar hasta llegar a Modúbar de la Cuesta.
El tramo después del
túnel es de ligera bajada hasta llegar al pueblo de Modúbar de la Emparedada. A
los chicos les gusta porque pueden ir rápido y a la vez controlar. Cuando
llegamos al pueblo, dejamos la vía verde para incorporarnos al camino de San
Olav. Ya en el camino, lo que nos sorprende es ver los molinos eólicos que nos
quedan a nuestra derecha. Se ven inmensos. Creo que tendré que proponer a los
Superpipas Team hacer una excursión a patita hasta llegar a los pies de los
molinos. Siguiendo el camino de San Olav, los chicos comentan que parece una
montaña rusa, con pequeñas bajadas y subidas, y casi sin darnos cuenta nos
plantamos en Modúbar de la Cuesta. Ver
la cara de satisfacción de los chicos no tiene precio. Están alegres,
sonrientes de ver que han llegado con suma facilidad hasta donde nos habíamos
propuesto.
Nos dimos una vuelta por
el pueblo, hicimos alguna fotillo, y al rato nos pusimos rumbo a Burgos.
Volvimos por un camino paralelo al de ida, que nos llevó hasta Modúbar de la Emparedada. Cambiamos
de camino, de San Olav a la vía verde, para subir hasta el túnel. La rutina
tunelera, quitar gafas, traguito de agua y encender linterna. Insisto que guay
que es pasar por los 800m. de túnel. Al cruzarlo, y con la rutina tunelera ya
hecha, bajamos dirección a la majestuosa y monumental Burgos (¡cómo un catalán
habla de vuestra tierra! Visca Burgos!). Este trozo del camino, hasta llegar a
Cardeñadijo, a los chavales les encanta. Pueden ir en grupo dándole caña. Y
poco antes del pueblo, nos desviamos para coger el camino paralelo a la vía
verde, que un poco más adelante volveremos a coger. Cuando llegamos a la
estación, paramos para hidratarnos. Ya no pararemos más hasta llegar a Burgos.
Da pena pensar que el camino está llegando a su fin, pero contentos por pensar
que al día siguiente volveremos a coger nuestras máquinas y vivir experiencias
nuevas en plena naturaleza.
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