Tomamos el carril bici del boulevard que nos lleva hasta la Fuente del Prior y a
Fuentes Blancas. Un paseo tranquilo y llano donde los chavales disfrutan dando
a los pedales. Cuando llegamos al final de Fuentes Blancas por el lado del río,
dudamos qué camino tomar, ya que nunca habíamos pasado por aquí. El camino que
cogemos nos conduce directamente al interior de unas instalaciones de la Diputación de Burgos. Nos
hace gracia encontrarnos una estatua de un niño subido en un triciclo,
presidiendo un circuito de bicicletas. Àlex y Miguel se dan unas vueltas al
circuito mientras Mario y yo charlamos un rato.
Emprendemos la marcha atrás, para ver si acertamos con el camino correcto. Al
poco rato ya estamos en la ruta correcta, y vemos el puente de la autovía que
hemos de cruzar por debajo, como hace el río Arlanzón. Antes de pasar por
debajo del puente, vemos la parte de atrás de los edificios de la Diputación donde habíamos
estado antes.
Cruzamos el puente con la sensación de vas a dar con la cabeza el en techo,
para coger un camino estrecho que va paralelo a la autovía. La senda de cemento
se acaba en una bifurcación, donde un camino cruza por un puente el río, y el
otro continua por un camino de tierra paralelo al río dirección a no se dónde. Luego
supimos que éste era el camino bueno que nos conducía para pasar la A1 por debajo. El camino que
decidimos tomar era el equivocado. Nos llevó hasta un pueblo, que a mi no me
sonaba de nada. Aun así pensé que se podía tratar de Cardeñajimeno. Pero no, se
trataba del pueblo de Castañares. Lo supimos al preguntar a un lugareño, que
muy amablemente nos dijo más o menos cual era el camino correcto para llegar al
monasterio. Aprovechamos para hacer una paradita.
Ya hidratados y alimentados proseguimos el camino. Vimos donde nos habíamos
equivocado y decidimos seguir hacia adelante. Vimos a lo lejos la autopista y
nos dirigimos hacia ella para pasarla por debajo. Una vez la cruzamos, llegamos
a una arboleda de chopos, y nos llamó la atención lo bien alineados que estaban
y que tenían la corteza del tronco de color amarillo. El camino acababa, de
nuevo, en un cruce. Decidimos que daríamos media vuelta para volver a casa y
seguir en ese mismo punto al día siguiente. En este punto había un puente de
madera que cruzaba el río. Nos hicimos unas fotos, porque el lugar lo requería.
Ya veis que vamos un poco a la aventura, sin navegador, sin mapa, sólo con
la teoría acierto-error. A la vuelta y tras dejar Fuentes Blancas, los chicos y
los que no somos tan chicos, nos apetece dar unas vueltas al circuito de BMX,
que es chulo de narices.
Después de dar unas vueltas, regresamos por el carril bici que va por el
centro de Burgos, paralelo al río, hasta llegar a nuestro destino. Mañana
veremos hasta dónde llegamos y cuántas veces nos equivocamos de camino.
Me alegro que os haya salido la ruta planeada.A veces es bueno improvisar la salida y dejar tanta tecnología en casa.Un saludo y seguiré leyendo vuestras aventuras.
ResponderEliminarSaludos.
OLE POR ESOS SUPERPIPAS. ¡QUÉ MORAL, MADRE MÍA, CON EL FRÍO QUE HACE! BESITOS...
ResponderEliminarComo dijo un vecino de tu barrio: en Burgos no hace frío, sólo hay malas chaquetas. Un abrazo.
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