martes, 18 de marzo de 2014

ÚLTIMA SALIDA DEL VERANO

Después de todo un año esperando la llegada del verano, en parte, para poder ir con todo el grupo superpipero, nos encontramos con la última salida del verano. Salimos los mismos que el día anterior, y quisimos ir por aquellos caminos que más nos gustan, sin alejarnos demasiado de Burgos.
Como otros tantos días, empezamos la ruta prontito, por la vía verde hasta el camino de los caballos. Dejando el monte de la Abadesa a la derecha, seguimos por el camino de Modúbar, para subir hasta la zona del depósito. Este tramo lo hicimos más tranquilo que otras veces, sabedores de que iba a ser nuestra última salida de agosto, y se tenía que disfrutar cada golpe de pedal, cada árbol que se veía, cada golpe de brisa que nos acariciaba la cara. Una vez en la zona del depósito, fuimos a buscar, por el camino del ratón, la carretera de Modúbar de la Emparedada, el desvío hacia el Altotero. Pasamos por la parte superior del monte de San Vicente, para ir a buscar la senda que hay en la antena, justo debajo de los molinos eólicos.
Dicha senda, la realizamos sin ningún percance. Nadie metió el pie en ningún charco, no hubo caídas, simplemente gozamos de lo que estábamos haciendo y viendo.
Tocó subir a la zona de los molinos. Aquí cada uno a su ritmo fuimos ascendiendo para ir pasando por debajo de los colosales molinos y haciendo algunas fotos con el molino número 1. De aquí bajamos hasta la zona, de lo que parece un circuito de bmx. Los chicos estuvieron un rato pedaleando por la zona, tirando piedras, troncos, haciendo lo que les dio la gana, siempre bajo mi supervisión. No hace falta que los padres de las criaturas os alteréis.
Os he de decir que un rato estuvieron solos, mientras me fui por una senda que llevaba al camino de San Olaf. Al ver que era apto para todos, regresé para recoger al resto de la manada. Les comenté que la bajada no iba a ser fácil, ya que el camino era estrecho. El primer tramo se hizo sin problemas. Las cosas se nos complicaron en la parte final, donde el camino había desaparecido. Parecía como si la vegetación se lo hubiese tragado. No nos quedó más remedio que seguir adelante entre la maleza hasta llegar al camino de San Olaf.
Nos dirigimos hacia el camino de San Vicente, para coger la carretera e ir a buscar el camino que hay justo encima del puente de Modúbar (por debajo pasa la vía verde). Nunca lo habíamos hecho de bajada. Tocaba sufrir un rato. Cada uno se impuso un ritmo hasta ir llegando uno a uno a la zona del depósito. Los chicos llegaban cansados, pero la parte más dura de la ruta ya la teníamos hecha.
Del depósito nos fuimos a buscar la senda que lleva al túnel de Modúbar por la parte de Burgos. Siempre la habíamos subido y nunca bajado. Descendimos con cuidado, no era el día para que nadie se hiciese daño. Llegamos todos a la vía verde sabedores de que tardaríamos un tiempo en pasar por esto parajes. Regresamos sin prisa, y me atrevería a decir que todos con cierta pena, tristeza y nostalgia por todo lo que dejábamos atrás. Días de risas, alegría, sufrimiento, dolor, compañerismo, amistad, en definitiva, jornadas de deporte en plena naturaleza.
Una vez en Burgos y tras 26 km, decidimos que al día siguiente nos despediríamos todos de las bicicletas, acercándonos hasta los toboganes de Fuentes Blancas. Fue el colofón a todo un mes de agosto lleno de vivencias y experiencias inolvidables.

No hay comentarios:

Publicar un comentario