jueves, 27 de noviembre de 2014

LA CARTUJA DE MIRAFLORES Y FUENTES BLANCAS

Siendo sábado como era, y teniendo en cuenta la paliza del día anterior, y que teníamos que ir a comer a Modúbar de la  Emparedada, decidimos tomarnos la mañana de manera bien tranquila.
Mario, Àlex  y yo fuimos a buscar a Dani y Andrea a su casa. Antes de salir nos llevamos dos sorpresas. La primera fue al descolgar la btt de Dani. Tenía la rueda pinchada. Se arregló mientras esperábamos a su propietario y a su hermana Andrea. La segunda sorpresa fue cuando teníamos todas las bicicletas preparadas, incluso la de Andrés, sí, sí, la de Andrés, sus hijos nos dicen que al final ha decidido no venir. A colgar su bici en su sitio. Lo siento Andrés, lo tenía que decir. Sé que no volverá a ocurrir, lo de dejarnos tirados. Te perdonamos.
Una vez todo solucionado, nos fuimos hasta el bulevar para llegar a la Fuente del Prior y de aquí hasta Fuentes Blancas. Una vez allí, nos decidimos llegar hasta la Cartuja por el bosque de arriba para bajar hasta la zona de los toboganes y jugar un rato en ellos. Es una pasada ver cómo se tiran por los toboganes una y otra vez. 
Toboganes de Fuentes Blancas.
Mario en acción.
Mientra tanto, una ardilla roja se dedicaba, a pocos metros, a entretenerme un rato. Aproveché para hacerle unas fotillos, y también a los Superpipas gozando en los toboganes. 
Sciurus vulgaris, es decir, ardilla roja.
Se hizo la hora de volver y quisimos subir de nuevo a la Cartuja de Miraflores por el sendero que habíamos bajado antes. Es el sendero que parte justo delante del bar de Fuentes Blancas.
Subida de Fuentes Blancas hacia la Cartuja de Miraflores.
Es una subida que a los críos les encanta, ya que tiene el desnivel perfecto para subir bien y sentir el dominio de la btt en las subidas. Me di cuenta, en el tramo llano de arriba del camino, que los años no pasan en balde. Haciendo tiempo hasta estar el grupo unido, me dediqué a hacer algún que otro caballito, hasta que hice el último. Fue el último porque me pegué un espaldarazo que no podía ni levantarme del suelo, ni quitar las botas de los pedales. En ese momento pensé que quizás iba siendo hora de dejar de hacer según qué cosas en mi vida. Una de ellas sería la de no hacer ni un puñetero caballito más. Andrea y Àlex, que fueron los que me vieron, vinieron asustados por saber si estaba bien. Al rato el dolor desapareció y pudimos seguir, eso sí, con risas de lo que había ocurrido.
Al llegar a la Cartuja, bajamos para ir a buscar el bulevar y volver a casa por su carril bici. La salida fue corta pero cumplió con los requisitos de toda salida: lo pasamos en grande.

2 comentarios:

  1. Estupenda la ruta, y una maravilla la foto de la ardilla roja, te la cojo prestada para tenerla en mi carpeta personal de fotos, saludos amigos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Una de las cosas más bellas que nos proporciona el deporte de la btt es el poder disfrutar de la naturaleza, y cómo no, de su fauna. Son muchos los animales que hemos visto en nuestras salidas (corzos, águilas, buitres, zorros, ardillas...algún que otro perro cabrón) y nunca nos cansamos de contemplarlos. Contento de que guardes la foto. Seguiremos fotografiando a los animales que se dejen. Un saludo amigo.

      Eliminar