martes, 3 de diciembre de 2013

EL DÍA QUE NOS COSTÓ VOLVER

Parece que los males ya están curados. Para hacer esta ruta nos juntamos Andrea, Dani, Àlex y yo. Queríamos ir a alguna zona que no conociésemos. Nos decidimos ir por la zona que hay detrás de la nueva estación de tren. Para llegar, nos dirigimos a buscar el carril bici que va paralelo al río Vena, para después subir dirección hospital. Llegados a este punto, vimos un camino entre el hospital y la estación de tren que subía hacia el bosque al que queríamos llegar. La subida es considerable para los chicos, pero la superaron; unos días de descanso les fue de maravilla. En esta zona vemos la construcción de lo que parece una autovía. Al reunirnos en la parte superior, continuamos entre una pineda un buen rato, encontrándonos a unos señores, a los que preguntamos hacia dónde llevaban los diferentes caminos.
Después de la información, decidimos ir por el camino de la izquierda que estaba al final del páramo. El camino estrecho empieza poco a poco a bajar, y a la derecha de la bajada hay una fuerte y estrecha subida que Àlex decide subir. Ello nos impulsa al resto a seguirle. Valió la pena. ¡Qué vistas! Desde la parte más elevada del camino, se divisaba toda la llanura de la zona de Sotopalacios, Burgos, la Sierra, una pasada. Era curioso oír a los chicos cómo iban dejando comentarios al respecto.
Una vez hecha la parada para contemplar el paisaje y hacer unas fotos, tocaba seguir, sin antes llamar a casa para decir que nos íbamos a retrasar un poco más de lo normal, ya que la zona no la conocíamos. La senda transcurre por lo alto de la cima, como ya he dicho antes, con una vista fabulosa, donde los chicos disfrutan pasando por este tipo de zonas. A medida que abanzamos, el camino empieza a descender, y cada vez la pendiente aumenta, teniendo que bajar de la bicicleta en algún punto, por la inclinación y el estado del camino. Al final de la bajada, la intención era ir a buscar la zona del polígono de Villalonquéjar, pero el camino nos ha dejado a pie de carretera y no se veía ningún camino que llevase a donde nos habíamos propuesto. La decisión que tomamos fue la de seguir por un camino que nos llevó a un monasterio abandonado (creemos que es el Real monasterio de Nuestra Señora de Fresdelval), pero en proceso de reconstrucción. Mala suerte, ya que el camino acababa en el monasterio. Por cierto, una maravilla escondida entre vegetación.
Tuvimos que cruzar un campo de trigo, para poder encontrar una senda que creíamos que nos podía llevar de nuevo a Burgos. Este tramo fue complicado para mis acompañantes, ya que el desnivel de algunos tramos era fuerte. Lo bueno es que ya habíamos encontrado una pista para poder regresar. Cruzamos por debajo de una autovía en construcción, que me imagino que sería la misma que vimos al iniciar la montaña pero por el otro lado. Dando pedales, sólo nos quedaba cruzar la última dificultad del camino, que ya nos iba a dejar al otro lado de la montaña. El camino nos llevó al lado de la gasolinera del hospital. Llegados a este punto, pusimos las ruedas de nuestras máquinas a punto, y con calma fuimos a buscar el carril bici del río Vena, hasta el MEH, y de ahí a casa. Fueron 28 Km. intensos, donde los Superpipas estuvimos un buen rato sin saber por dónde volver, pero la experiencia para todos fue muy positiva.


No hay comentarios:

Publicar un comentario